La primera máquina para hacer expreso fue construida y patentada por Angelo Moriondo de Turín, Italia, que mostró un ejemplar operativo en la Exposición General de Turín de 1884. Obtuvo la patente con el número 33/256 con fecha de 16 de mayo de 1884. Moriondo Angelo registró un certificado de denominación industrial por una nueva invención llamada «Nueva maquinaria de vapor para la elaboración económica e instantánea de bebidas de café, método "A. Moriondo". En 1901, Luigi Bezzera de Milán patentó subsiguientes mejoras a la máquina. Bezzera no era ingeniero, sino mecánico. La primera mejora fue registrada el 19 de diciembre de 1901 con el nombre «Innovaciones en la maquinaria para preparar y servir inmediatamente cafés. En 1905 Desiderio Pavoni adquirió la patente y fundó la empresa «La Pavoni» para producir comercialmente la máquina (una al día) en un pequeño taller en la Via Parini de Milán. La cafetera espresso o exprés hace pasar agua caliente, regularmente 90 °C a presión de 8-15 atmósferas durante 20 a 30 segundos por café molido muy fino, extrayendo su sabor y esencia. La preparación básica de esta cafetera es el café expreso. La máquina de café espresso nació a principios del siglo XX, gracias al ingeniero Luigi Bezzera, en Italia, de donde se expandió a toda Europa. Hoy en día existen diferentes categorías como la manual de palanca, hidráulicas y automáticas de erogación continua. Es muy común en restaurantes y cafés, aunque también se ha extendido últimamente al hogar. Usualmente constan de un portafiltro, filtro, boquilla para espumar la leche y lo más importante, la bomba de presión. La presión es la clave y determina la cremosidad del café. La preparación es rápida, menos de dos minutos (de ahí su nombre expreso), y se obtiene un café aromático, con cuerpo y gran sabor. Funciona con energía eléctrica.